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Viaje hacia nosotros/as.

por William Chavarro

Este viaje desafía la creencia de que la universidad es el mejor lugar para entender de verdad cómo es el mundo, y para eso hacemos contacto con poblaciones locales fuera de la universidad. Y desafía el prejuicio de que los “territorios” están fuera de la ciudad, porque espera contactarnos con nosotros/as mismas ayudándonos a ver el territorio-ciudad. ¿Cómo nos adaptamos al ecosistema de la ciudad y cómo él permite (ayuda o dificulta) nuestras actividades, al tiempo que nosotros lo modificamos? Pensadas para los encuentros en el viaje, estas preguntas aplican muy bien a un viaje para encontrarnos a nosotros.

En (San Miguel de) Guaduas con la guía de Mariela Bohórquez conocimos su proceso de recuperación de la memoria. En la historia colonial Guaduas empieza siendo un lugar de paso para viajeros. Su ícono es una casa de 1770, punto obligado de paso y descanso de viajeros porque está sobre el Camino Real de Honda – Santa Fe: uno de los trazados viales más importantes en la ocupación colonial europea. La casa es arquitectura europea construida con la técnica del adobe. “Aquí no se quedaba cualquiera” insistió Mariela. Se trabaja para recuperar la memoria con jóvenes y niños/as por medio de “enseñarles la técnica constructiva de esa época, el adobe [...] trabajando el fique", y se recupera el Camino Real. Aunque esta historia no la valora el gobierno municipal, “nosotros estamos convencidos porque somos el único pueblo Patrimonio de Cundinamarca.”

Los guadueros aportan a la memoria de la independencia de España con Policarpa ‘La Pola’ Salavarrieta: “No del todo lo que pasó con el encuentro de dos culturas fue malo”. Llamativa la aclaración de que ‘La Pola’ no era mestiza sino criolla, además bien educada. No era cualquiera como tampoco los huéspedes de la casa-hotel. Si hay menosprecio por lo mestizo e idealización hispánica, Mariela también reclama por el olvido del bambuco, un aire mestizo con orígen entre indígena y africano, y, según ella, propio de Cundinamarca. ¡Definitivamente, estamos hechos de contradicción!

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