Guapi: resistencia y resiliencia con orígenes africanos
por Luisa Fernanda Latorre Carrillo
Guapi, municipio localizado al sur occidente del departamento de Cauca, se erige como un lugar de resistencia y resiliencia, a pesar de haber estado continuamente marginado del resto del país. Esta marginalización proviene de su localización geográfica, y de la deficiencia en las vías de comunicación, que hace que incluso en la actualidad solo se pueda acceder a su territorio por vía aérea o fluvial.
Los habitantes de Guapi han sufrido también marginalización social, al ser una comunidad olvidada por el Estado a la que constantemente se le vulneran sus derechos humanos, civiles y políticos, entre otras razones por el conflicto armado que se ha ensañado con sus pobladores y también con el territorio, cuyo control no pocas veces han tenido que ceder, a pesar de que ancestral y constitucionalmente les pertenece.
No obstante lo anterior, sus pobladores resisten, organizados en Consejos Comunitarios (como los del Río Guajuí, Río Napi, San Francisco, Alto Guapi, Guapi abajo y Chanzará, entre otros) y en otras instancias administrativas como la Coordinación de Consejos Comunitarios y Organizaciones de Base del Pueblo Negro de la Costa Pacífica del Cauca (COCOCAUCA).
Cuentan con autoridades étnicas que funcionan bajo reglamentos definidos por la misma comunidad, entre las que se encuentran los conviteros, cuyo rol es el de controlar el territorio, defender los derechos territoriales y promover acciones colectivas para la resolución de conflictos internos.
Es así como a partir de sus saberes y tradiciones con raíces africanas, y de las instancias creadas en épocas más recientes, han erigido estrategias que les permiten protegerse a partir del empoderamiento comunitario y continuar trabajando por la construcción de un futuro colectivo.
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Escuchemos a Mario uno de los 86 conviteros del Consejo Comunitario del Río Guajuí.
[1] La propiedad colectiva de las comunidades negras de Guapi, a pesar de la titulación realizada por el Estado en desarrollo de la Ley 70 de 1993, sigue estando amenazada por actores armados y por megaproyectos y monocultivos como el de la palma de aceite.
