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Reserva de Yotoco: evidencia de la urgente necesidad de generar una política pública que evite el atropellamiento de fauna en Colombia

por Ginna Peña Nieto y Catalina Riveros

Desde 1959, la Reserva Nacional Forestal “Bosque de Yotoco” es patrimonio de la Universidad Nacional de Colombia. A través de sus 1225 hectáreas protege uno de los últimos remanentes de bosque subandino en la vertiente oriental de la cordillera occidental, por lo que es de gran importancia para la conservación de la biodiversidad y la generación de servicios ecosistémicos, entre los que se destaca la producción de agua potable para el municipio de Yotoco y otros acueductos veredales de la región.

Con su declaración como laboratorio ambiental en el 2005, ha abierto sus puertas al desarrollo de actividades académicas y procesos de investigación, consolidándose como una importante figura de conservación, donde se permite el acceso y uso de la naturaleza, respetando por supuesto los límites impuestos por las autoridades ambientales y por la Universidad, que se encarga de su administración. Ello ha permitido que en la Reserva se adelanten importantes trabajos de investigación, especialmente en flora (parcelas permanentes, diversidad de especies, regeneración natural, inventarios, fenomenología, etc.) y en fauna (diversidad, estimaciones poblacionales, manejo, etc.) contribuyendo de esta forma a la mejora de prácticas agropecuarias, agroforestería, prácticas silvopastoriles, turismo rural y educación ambiental.

A pesar de su importancia, la Reserva enfrenta algunas problemáticas, siendo una de las principales la inexistencia de pasos de fauna le permitan a especies como el mono aullador (Alouatta seniculus) y a otros pequeños mamíferos atravesar, sin riesgo de ser atropellados, la carretera Buga-Buenaventura, que parte el bosque de la Reserva en dos. Aquí es donde la actuación de funcionarios como Valentín Hidalgo, se torna clave. Con la ayuda de otras personas de la zona, y valiéndose de su ingenio y mano de obra, han creado soluciones para  evitar el atropellamiento de fauna.

No obstante los buenos oficios de Valentín, quien es un ejemplo de compromiso e integridad, sorprende que las autoridades ambientales y los responsables de la vía (entre ellos el Invías, los Ministerios de Ambiente y de Transporte, la Agencia Nacional de Infraestructura, la Agencia Nacional de Seguridad Vial y el concesionario) no se hayan apersonado del problema. ¿Cuántos animales más deben morir en las carreteras colombianas, o sufrir los efectos de la fragmentación de sus hábitats, para que en nuestro país se obligue a que toda vía principal tenga un paso de fauna? Lo que ocurre en la Reserva de Yotoco, por lo demás un ejemplo de compromiso ambiental, evidencia que el atropellamiento de fauna es un asunto que nos debe concernir a todos.

[1]  Resolución 512 del 19 de noviembre de 1959, del Ministerio de Agricultura.

[1] Según Resolución del Consejo de Sede 118 de 2005.

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